No voy
a decir que llevo siguiendo a Steve McQueen desde el comienzo de su carrera
cinematográfica, porque no lo he hecho. Fue a principios de este mismo año,
cuando se me dio por ver esa película llamada Shame, y más tarde, Hunger,
dándome tiempo a re visionarlas ambas, varias veces, del impacto que habían
tenido en mi. Dos películas que me hipnotizaron para siempre.
Desde
que salió su nuevo trabajo 12 years a
slave, la opinión de la gente ha estado muy dividida, por lo menos lo que
he podido leer en Twitter. Y ya no digamos, cuando ganó el Oscar a la mejor
película. He tenido que leer tal cantidad de estupideces, del calibre de “Son dos horas de latigazos. Planos en los
que no hablan. Vaya guion de mierda”, pero la que se lleva la palma es la
de “McQueen es un vendido por haber
ganado un Oscar, ha perdido todo mi respeto”, comentario que hizo alguien
al que yo mismo le había pasado la película de Shame y había flipado en colores.
Ayer la
fui a verla, acompañado de un amigo y cuando salí de la sesión, bastante
aturdido, no supe que pensar de la película en las posteriores dos horas. Le di
vueltas y vueltas, sin saber que opinar acerca de ella. Algo que a la gente le
ha pasado con sus antecesoras.
Pues
bien, a día de hoy, puedo decir que es un gran película, una muy buena
película, pero que para mi gusto es inferior a sus antecesoras. Aquellos que
critican tanto el nuevo trabajo del director británico es mejor que no se
pongan las anteriores porque pillarán un rebote tremendo debido a que hay
muchos silencios, muchos planos largos, etc. Para mi las dos películas
anteriores, son grandiosas, perfectas o por lo menos rozan lo perfecto.
Silencios que hablan por si solos, miradas que lo dicen todo, planos largos que
son dirigidos con mano maestra.
Y esta
nueva película tiene bastantes de esos toques, véanse el plano secuencia fijo
de la horca, las discusiones entre el personaje de Paul Dano y el protagonista,
los momentos de traición al protagonista al principio de la peli, esos
latigazos y azotes dirigidos con maestría (Apuntando a las caras de las
víctimas, de sus opresores o peor aún: a los cuerpos castigados. Obsesión que
viene dada en la carrera de McQueen, como se podía ver en “Hunger”, esa
obsesión por el cuerpo y la carne humana), el plano secuencia entre el
protagonista y Fassbender por la noche, casi al final de la película ese otro
largo plano de azotes, o incluso ese plano en el que solo se ve la cara del
personaje principal (que muchos diran que no dice nada), cuando sin embargo
está cargado de sentimientos.
Señores,
ya se han hecho mil y una películas acerca de esclavos y todas tienen las mismas
formas, planteamientos códigos (hablo de los azotes, de los grilletes, de las
cadenas, de amos inhumanos). Lo importante no es lo que cuenta en si, sino como
el director lo cuenta y le da su toque personal. Eso desde mi punto de vista,
es algo que cierta gente no ha sabido ver.
Aún
encima, el filme cuenta con la actuación de esa bomba de la interpretación que
es Michael Fassbender, que interpreta a un hijo de puta descabellado, y es que
uno se cree su papel y siente ira a su personaje y tiene ganas de matarlo.
La he
tenido que ver doblada, porque he ido al cine a verla, pero estoy seguro de que
en su versión original, la película mejorará bastante, y supongo que no tardaré
mucho en volver a verla, para analizar más detalladamente, como me gusta hacer
con las películas de este director.
Una
buena película que debería verse, aparte mucho más accesible que las dos
anteriores.